jueves, 18 de septiembre de 2008

Con alma corazón y vida

No sé si es bueno "NO" confiar en la selección nacional, no lo sé. Me pregunto y me respondo, mas no encuentro una respuesta que satisfaga mi curiosidad. "La 'sele' nos da mucho cuando no lo esperamos, y nos da nada cuando todo esperamos". Parecía gracioso escuchar a Solano decir que si no conseguían por lo menos cuatro de los seis puntos en disputa, sería muy difícil venga a jugar las eliminatorias por la blanquirroja, prácticamente nos decía que no vendría más. Al principio pensé que se estaba escusando de venir para hacer mas papelones, la verdad no creí ni en Solano ni en la selección, un equipo que nos había obligado a ilusionarnos en cualquier cosa que no sea futbol, claro con todas las goleadas propinadas ya ni ganas daban de ver este lindo deporte, pero creo que solo por curiosidad o por masoquistas muchos estuvieron presentes frente a su monitor aquél sábado por la noche, estuvieron espectantes solo para confirmar sus corazonadas. Muchos pensábamos acertar un fácil triunfo de visita en la quiniela deportiva de Ganagol y éstos hijos de contreras casi mandan a la otra al viejito de Basile.

Sabemos y sentimos todos que para ir al mundial tenemos que ganar todo lo que queda de local y 'robar' puntos de visita, NO VAMOS A IR AL MUNDIAL, pero me siento felíz por ese puñado de 'cholos tercos' cuando hacían una torre ante el gol divino de Fano, esta vez nos tocó probar del sabor dulce, como sabemos estamos super acostumbrados a jugar bien, ir ganando los partidos y sentir un amargo sabor cuando nos ganan los partidos en el último suspiro, esta vez lo sufrieron Messi y compañía.


Puede sonar a descabellado y hasta exagerado, pero creo que el gol de Fano les dolió a los argentinos tanto como el gol que se le escapa de las manos a 'San Goyco' en la final de Italia 90, ese gol de penal de Andreas Bremen que perforó el corazón de Maradona en pleno Estadio Olímpico de Roma y que sembró decepción en los gauchos.

Muchos pueden decir mil cosas, pero yo pensé en que no perdíamos, que no podíamos perder, no tenía lógica mi sentir, o quizás sí la tenía una lógica mistica que no salía del cerebro sino del corazón. Cuando Riquelme abre para Gago por la derecha, se sintió un escalofrio en el monumental, porque sabiamos que si entraba la pelota perderíamos como siempre, y entró, no sé como, pero entró, no sé si fue Cambiasso o autogol de Vilchez, pero igual nos rompió el corazón, porque sentíamos que era injusto. Los últimos minutos de Argentina fueron de toque maestro, porque este equipo cuando toca la puede tener siempre, pero en ese minuto 92 cuando las piernas flauqueban, cuando parecía absurdo ir por la pelota, cuando Messi corría hacia el córner y no hacía su clásico diagonal apilando rivales, había un hombre que creía en los milgaros ese era el 'Juan Manuel el 'loco' Vargas, presionó y dejó sin salidas al argentino, éste intentó rebotar el balón buscando un lateral y ganar tiempo, pero la pelota caprichosa no salió, aquí se inicia una las grandes corridas de la historía del fútbol peruano, puedo estar exagerando, pero una cosa es vivirala y otra ess verla como una crónica de antaño, estoy seguro que será recordado como lo que es: una antología, antología propia de grandes, una de esas jugadas clásicas del propio Messi, salvando distancias. Vargas corrió con el corazón y pusó un pase como con la mano justo para que Fano solo haga su trabajo, gooooooolazo!!!. Nos regalaron una alegría que no nos pertenecía, era una alegría prestada, creo solo algo divino pudo cambiar la história.

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